En un principio, si alguna vez hubo principio, no éramos sedentarios. Vagábamos por las llanuras, por las montañas, reunidos en grupos o en tribus. Nos refugiábamos en las cuevas para protegernos del frío y de la lluvia. Vagábamos por los montes, atravesábamos los montes. Después se construyeron los castillos, fundamentalmente para encerrar a las mujeres y a la prole.